sábado, 20 de febrero de 2010

CUARESMA: ¿PROPÓSITOS, MERCADOTECNIA O PENITENCIA?

Muchas y en variadas ocasiones cuando se acerca el tiempo de Cuaresma vienen a nuestra mente las palabras: sacrificio, ayuno, propósitos, caminito cuaresmal, etc. En el plano alimenticio: pescado, mariscos, romeritos, nopales, capirotada, dejar de comer carne los viernes, entre otras acciones, de acuerdo a la cultura y gastronomía de cada pueblo. Otros, piensan que la Cuaresma sólo es para beneficiar a las pescaderías y supermercados, para hacerles propaganda y su mercadotecnia funcione dejándoles grandes ganancias. Otros tantos, que es para “recortarnos” el bolsillo a quienes tenemos para lo indispensable de nuestra alimentación. Hay quienes también hacen de la cuaresma una motivación para llevar a cabo propósitos en su vida. Por ejemplo: los que en este tiempo se proponen dejar de fumar, de tomar ésta o aquella bebida, de abstenerse de ciertos gustos y placeres, etc. Algunos compran o siguen los llamados “caminitos de cuaresma” con un propósito o actividad para cada día de la cuaresma. Sin embargo, aunque pensemos de una u otra manera, la verdad es que la cuaresma es un tiempo litúrgico dentro de la Iglesia con una finalidad PENITENCIAL. Y la penitencia, - traducción latina de la palabra griega metanoia que en la Biblia significa “conversión” (literalmente el cambio de espíritu) del pecador, - designa todo un conjunto de actos interiores y exteriores dirigidos a la reparación del pecado cometido, y el estado de cosas que resulta de ello para el pecador. Literalmente cambio de vida, se dice del acto del pecador que vuelve a Dios después de haber estado alejado de Él, o del incrédulo que alcanza la fe. ¿Y qué manifestaciones tiene la PENITENCIA? “La penitencia interior del cristiano puede tener expresiones muy variadas. La Escritura y los Santos Padres insisten sobre todo en tres formas: el AYUNO, la ORACIÓN, y la CARIDAD, que expresan la conversión con relación a sí mismo, con relación a Dios y con relación a los demás. Junto a la purificación radical operada por el Bautismo o por el martirio, citan, como medio de obtener el perdón de los pecados, los esfuerzos realizados para reconciliarse con el prójimo, las lágrimas de penitencia, la preocupación por la salvación del prójimo, la intercesión de los santos y la práctica de la caridad "que cubre multitud de pecados."(cfr. 1Pe, 4,8 y Catecismo de la Iglesia Católica, n. 1434). De tal manera que la cuaresma no es un tiempo para complacer gustos alimenticios, ni para hacer negocio con los precios de los mariscos, ni para implementar técnicas de mercadotecnia con ella, ni para hacer propósitos externos que no están ligados a nuestra conversión, que son simples propósitos que no trascienden, quedándose en una práctica externa desligada de nuestra fe. Sino, es un tiempo privilegiado que la Iglesia nos propone para acercarnos a Dios, para avanzar en nuestro camino de conversión, si haciendo propósitos pero que nos ayuden a ir cambiando nuestra vida interior. Un tiempo para llegar “sanos y puros” a la Pascua del Señor. Vivamos la cuaresma con fe, iniciando estos cuarenta días penitenciales con las ganas y el deseo de renovar nuestra vida y nuestro corazón. OCTAVIO ROSAS FIGUEROA

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