miércoles, 16 de junio de 2010

CONCLUSION DEL AÑO SACERDOTAL El próximo viernes 11 de junio, con la Solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús, se clausura en la Iglesia el Año Sacerdotal que el año pasado, el 19 de Junio, se inició, al ser convocado por el P apa Benedicto XVI, al conmemorarse los 150 años de la muerte de San Juan María Vianney, el Santo “Cura de Ars”. Ha sido un año de grandes bendiciones para nuestra Iglesia, aunque también de grandes pruebas, “persecuciones” y tribulaciones en materia del ministerio sacerdotal. Por eso, es necesario que los frutos de este Año Sacerdotal contribuyan a promover el compromiso de renovación interior de todos los sacerdotes, para que su testimonio evangélico en el mundo actual, sea más intenso e incisivo en la vida de los fieles. Las iglesias particulares de todo el mundo, han organizado múltiples y numerosas iniciativas para conmemorar y celebrar éste año, ha sido bien acogido y aceptado tanto por fieles y presbíteros. A nivel universal, la Sagrada Congregación para el Clero ha convocado la presencia numerosa de presbíteros de todo el mundo, los días 9,10 y 11 de junio en Roma, para que reunidos en la Plaza de San Pedro, sean signo de comunión de la Iglesia y muestra de apoyo y solidaridad al Papa, ante los inminentes ataques al Sucesor de Pedro y a la misma Iglesia en la persona de sus sacerdotes. Con este evento el Papa clausurará oficialmente el Año Sacerdotal. Como afirma el Cardenal Hummes, prefecto de dicha Congregación, la conclusión del Año Sacerdotal no será un final, sino más bien un nuevo inicio. Porque como decía el Santo Cura de Ars, “el Sacerdocio es el amor del corazón de Jesús”, lo cual nos invita a reconocer el inmenso don que suponen los sacerdotes, tanto para la Iglesia como para la humanidad. Son Signo Sacramental de Cristo Cabeza, son presencia humana de Cristo en el mundo. Paro antes de ser sacerdotes, son humanos y cristianos, por eso, han de mostrar el rostro humano de Cristo y ante los escándalos y pecados de algunos de ellos, hay que orar y asumir como Iglesia lo que nos toca. Que este Año Sacerdotal que estamos por concluir, sea un grande propósito para que los presbíteros sean más responsables y generosos en su entrega a Dios y a la Iglesia, y se presenten prontos y sin temores para el servicio a favor de la humanidad. Y que todos los fieles oremos por ellos, por su ministerio y para que nunca falten en la Iglesia muchos y muy santos sacerdotes. Octavio Rosas Figueroa.